Si hay algo que rige nuestra lengua es el diccionario de la Real Academia Española (RAE). Recientemente se presentó la actualización 23.5 de su catálogo, que trae grandes cambios y nuevas incorporaciones al sitio emblema, consultado a diario por millones de hispanohablantes.
En esta nueva edición de la obra se han llevado a cabo 3836 modificaciones: adiciones de artículos, de acepciones y también enmiendas. Todas ellas ya están disponibles en su sitio web oficial www.dle.rae.es. Ahora bien, ¿qué hay de nuevo?
Palabras pandémicas
La llegada de la covid-19 cambió nuestra vida en todos los aspectos. Y eso también se ha visto reflejado en la lengua. La pasada actualización del diccionario de la RAE incorporó palabras que hoy están presentes en buena parte de nuestras conversaciones, como el propio término Covid. Ahora se añaden modificaciones directamente vinculadas a la situación sanitaria, como cubrebocas, hisopado o nasobuco, y también nuevas acepciones para términos como cribado, o las formas complejas burbuja social y nueva normalidad. También se han actualizado nuevos vocablos relacionados con el mundo de la sanidad, como triaje o vacunología.
Lengua y tecnología
Hay una realidad y es que nadie puede quedarse ajeno al nuevo lenguaje que surge en las plataformas digitales. Y es por eso que la digitalización y la tecnificación de las sociedades también se reflejan en el diccionario de la RAE: en esta nueva edición se añaden términos nacidos directamentee del lenguaje de internet, las redes sociales y las nuevas tecnologías. Estamos hablando de palabras como: bitcoin, bot, ciberacoso, ciberdelincuencia, criptomoneda, geolocalizar o webinario.
Y también, algunos que ya existían en el diccionario suman nuevas acepciones, como consecuencia de su uso en el mundo digital. Así sucede con audio, como mensaje sonoro que se envía digitalmente; compartir, para referirse a poner a disposición de un usuario un archivo, un enlace u otro contenido digital, o las nuevas acepciones de la jerga informática para los verbos cortar y pegar, a los que también se añade la forma coloquial cortapega.
También de América
Varia de las acepciones y novedades (sobre todo en términos de gastronomía típica española) agregadas a la actualización 23.5 son de origen español. Esto lo vemos claro en la incorporación de palabras que los españoles usan en su día a día, como búho, en referencia al autobús nocturno; chuche, acortamiento de chuchería; ojiplático, o las adiciones de acepción de entradas como empanado, quedada o rayar.
Pero también hay palabras de origen latinoamericano. Por ejemplo, la adición de una acepción de audífono como sinónimo de auricular.
También aparecen los términos emergenciólogo y urgenciólogo, usados en distintas regiones de Hispanoamérica para referirse al especialista en la atención hospitalaria en urgencias.
Y eso no es todo: otros americanismos que ya se pueden consultar en la versión 23.5 son buseca, chuteador, repentismo, salvada, sambar o la forma compleja valer madre o valemadrismo para algo de poca importancia.
Más novedades
Y algunos términos que se volvieron parte de nuestra vida diaria, como poliamor, se suman a esta nueva edición. Y hay más relativos a la sexualidad y el género, como transgénero, cisgénero o pansexualidad.